¿Tienes claro por qué te musculas? No te esfuerces. Para de comer pechuga y arroz. Tu autoestima no crece a base de proteínas.
Desde hace unos años a esta parte hemos podido observar cómo el perfil de hombres “hipermusculados” ha aumentado considerablemente. Es común ver por la calle distintos tipos de cuerpos esculpidos a base de gimnasio y sustancias poco saludables. Yo distingo principalmente tres tipos de cuerpos:
1. “El supradesarrollado o triangular”: Es el hombre extremadamente voluminoso en el tercio superior de su cuerpo, a saber, pecho, brazos y espalda, pero que inexplicablemente ha olvidado que también tiene piernas, o si no las ha olvidado, no le interesan.
2. “El monovolumen”: Dícese de aquellos que han ganado bastante peso para aumentar el volumen muscular pero aún no han empezado los ejercicios de definición de los mismos. Se les puede reconocer por presentar un cuerpo “hinchado” como habiendo recibido una insuflación por una bomba de aire.
3. “El que aspira a protagonizar una película de acción hollywoodiense”: Estos son aquellos chicos a los es dífícil encontrar su cabeza entre tanto músculo, si los ves de frente, los ojos, la nariz y la boca te darán una pista, si lo ves de espaldas, la confundirás con una de las protuberancias de su trapecio.
Algunas razones sobre por qué te musculas
Humor a parte. Estos prototipos de hombres han nacido a partir de la cultura del “culto al cuerpo” en la que nos vemos inmersos. Si hasta hace poco, creíamos que sólo las mujeres vivimos bajo el yugo mediático de cómo tenemos que lucir, para ser, que no parecer, más atractivas y exitosas. No podemos obviar como esta presión también está haciendo estragos en nuestros homólogos masculinos. A los hombres se les inculca una idea de éxito entre el mundo femenino a través de un cuerpo aparentemente “saludable y atlético”.
En los medios de comunicación con gran acogida entre el público joven desfilan chicos hipermusculados que tienen mucho tirón entre las mujeres. Más tarde, estos mismos chicos se dedican a hacer “bolos” por todas las discotecas de España, donde acuden esos mismos jóvenes que los idolatran en televisión. Representando, lo que parece hoy en día, la idea más extendida del éxito. Ganar dinero fácil, mujeres y fama. De modo, que se convierten en referentes en cuanto a estilo de vida. Y para un chico jóven que quiere dinero, mujeres y fama (especialmente mujeres) pero no sabe cómo conseguirlo, imitará lo único que es capaz de imitar de estos referentes: su cuerpo. Malentendiendo la relación causa-efecto entre un elemento y el resto. Lo que dará lugar al desarrollo de una autoestima vacía y, aumentará peligrosamente la probabilidad de desarrollar trastornos de conducta alimentaria y de la imagen corporal.
Para el adolescente y el adulto joven, es de vital importancia en su autoestima considerarse a sí mismo interesante para sus potenciales parejas. Esto es innegable. De modo, que comienzan a esforzarse más por serlo. Pasan más horas delante del espejo, comprándose ropa, en el gimnasio, en definitiva, intentado realzar su autoestima. Sin embargo, generalmente, olvidan cuáles son aquellos aspectos que realmente los van a convertir en personas, que no cuerpos, interesantes.
A los hombres y a las mujeres, en general, nos gusta encontrarnos con personas agradables, respetuosas, con sentido del humor, que escuchen y les guste conversar, con metas en sus vidas, con principios y valores, con capacidad de innovar y sobreponerse ante las adversidades, con cultura y con motivaciones. Esas son las características que, verdaderamente, van a hacer que encontremos una pareja que podamos satisfacer y que nos satisfaga a corto, medio y largo plazo. Palabra de psicóloga ;).
Nuestro cuerpo es una carcasa, mutable y perecedera, si nos obsesionamos en mantenerlo joven y estable, nos pasaremos la vida frustrándonos ante el inevitable devenir de la existencia. Así que, quizá merezca más la pena invertir en aquello que sí puede mantenerse joven y bello el resto de nuestra vida.