

En las relaciones de pareja, un factor que va a determinar en gran medida la satisfacción de sus miembros, va a ser lo que crean que su pareja piensa de ellos, es decir, la imagen que percibimos que tiene el otro de nosotros. A raíz de esto, surge el Efecto Miguel Ángel, que sería aquel fenómeno a través del cual los miembros de la pareja se van esculpiendo el uno al otro en función de su “yo ideal”.
Pongamos un ejemplo para entenderlo mejor; Pensemos en una pareja, Marta y Luis. Marta se considera una persona generosa, y además, para ella esta cualidad es muy importante, es decir, forma parte de su “yo ideal”. Por su parte Luís, también valora dicha cualidad por lo que cuando Marta actúa de forma generosa él responderá con una actitud positiva, animándola a comportarse de este modo. Así, Marta se sentirá motivada para comportarse de forma amable, altruista,… lo que hará que desarrolle cada vez más dicha cualidad, y dado que ésta forma de su “yo ideal”, su autoestima también irá en aumento.
Ahora imaginemos la situación contraria, Luis es un chico bromista y, además, esto está dentro de su “yo ideal”, formando parte de su autoconcepto. En este caso, cuando Luis está con Marta y actúa de un modo divertido, relajado,… su pareja suele responderle de manera fría y cortante. Si esto se va repitiendo, con el tiempo, lo más probable es que Luís cada vez haga menos bromas, se muestre más serio,… alejándose por tanto de su “yo ideal”. Así, Marta habrá “modelado” en cierto modo la personalidad de Luis en base a sus gustos.
¿Cuáles son las consecuencias en cada uno de los casos?
Pues bien, en el primer ejemplo, en el que la respuesta positiva de Luis ha hecho que Marta continúe desarrollándose hacia su yo ideal, lo más probable es que ambos se sientan más satisfechos con su relación lo que contribuirá a que esta sea más estable y duradera. Por el contrario, en el segundo ejemplo en el que uno de los miembros de la pareja ha intentado “esculpir” al otro en el sentido opuesto a su “yo ideal” (alejándolo de lo que realmente le gustaría ser), es previsible que sus miembros se vayan sintiendo insatisfechos en su relación, lo que hará que sea muy probable que la relación vaya en declive.
Queda claro entonces que las relaciones, especialmente las de pareja debido al elevado grado de intimidad que implican, nos cambian, siendo muy difícil que esto no ocurra.
Y, ¿qué podemos hacer al respecto?
Pues bien, una opción muy recomendable sería procurar construir y desarrollar relaciones de forma positiva, lo que significa reflexionar sobre los límites que estamos dispuestos a aceptar en ese “moldeamiento” que el otro hará de nosotros, así como pensar en cuál es el objetivo de ese “esculpir” que nosotros llevamos a cabo con nuestra pareja, ¿queremos contribuir a su crecimiento personal, a explotar todo su potencial, o simplemente se trata de “hacerlo a nuestro gusto”?
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Entrada realizada por nuestra psicóloga Ana Perez Martinez