No solo los adultos tenemos que enfrentarnos a situaciones “complicadas” en nuestro día a día: problemas en el trabajo, conflictos con amigos o familiares… Los niños también se encuentran en esa posición en numerosas ocasiones. A veces, estas situaciones les generan un nivel de ansiedad tan intenso que se hace necesaria la intervención de psicólogos especializados en niños para proporcionar estrategias de afrontamiento.
Es cierto, que para algunos adultos resulta difícil equiparar los problemas de sus hijos a los suyos propios, debido a que los perciben desde una mirada adulta: “si eso te preocupa ahora espérate a que seas mayor”. Sin embargo, la realidad de un niño es muy distinta a la nuestra, sus recursos a la hora de enfrentarse a una situación problemática también son aún muy limitados. Lo que para nosotros puede parecer un pequeño contratiempo, para ellos puede significar un auténtico reto capaz de generar un alto nivel de malestar. Los psicólogos que trabajamos con niños sabemos que estas situaciones de incomprensión se dan en las familias con frecuencia.
Es importante que entendamos que el papel que adoptemos con nuestro pequeño en los momentos de crisis va a ser determinante para que el niño pueda resolver tanto el conflicto que le ocupa, como aprender a gestionar sus propias emociones. De esta forma, logrará enfrentarse a los obstáculos que se le vayan presentando de la mejor forma posible, sintiéndose cada vez más fuerte y autónomo.
Algunas de las estrategias a seguir en tales situaciones son las siguientes:
- Hablemos con él sobre lo que le preocupa y de cómo se siente: “¿qué es lo que te preocupa?”, “¿qué es lo peor que puede pasar?” Vamos a invitarle a que se desahogue y pueda exponer de forma abierta sus preocupaciones, dudas y sentimientos. En caso de que no desee hacerlo, tampoco es conveniente forzarle, pero sí le diremos que estaremos disponibles para cuando quiera dar el paso.
- Adoptemos una actitud que le ayude a resolver el problema. Podemos plantearle preguntas como: “¿qué puedes hacer para solucionarlo?”, “¿cómo puedes hacerlo?” Es importante que los padres no adopten un papel demasiado directivo, ya que el menor deberá aprender a solucionar sus propios problemas. Si somos nosotros los que se lo solucionamos, no conseguiremos nuestro objetivo de que aprenda a ser autónomo, sino a depender de los padres y a recurrir a nosotros cada vez que tenga un pequeño contratiempo.
- Ayudarle a valorar aspectos positivos de la situación sobre los que quizás su atención no ha llegado a dirigirse. Es muy probable que dicho acontecimiento también pueda generar una serie de consecuencias positivas, vamos a ayudar a nuestro hijo a tenerlas también presentes.
- Y por supuesto, mostraremos interés por la evolución del problema, le preguntaremos por cómo están transcurriendo las cosas en referencia al acontecimiento estresante, animando al niño y reforzándolo por cada avance que vaya logrando.
Es fundamental, que seamos capaces de actuar como buenos modelos de conducta, ya que los niños aprenden a comportarse a través de los modelos que tienen cerca, y los padres u otros cuidadores, somos el principal modelo a imitar. En este sentido, es importante que lo que le estemos mostrando al niño a través de nuestra conducta pueda ayudarle a expresar sus sentimientos, no a ocultarlos, así como a afrontar los problemas y no huir de ellos.
Seguir estas pautas nos ahorrará más de una consulta a psicólogos especialistas en niños. En cualquier caso, si consideramos que no podemos manejar la situación, consultar a un profesional que nos oriente siempre es una buena idea.
Si crees que podemos ayudarte a afrontar mejor las situaciones complicadas con tus hijos, ¡ponte en contacto con nosotras y resolveremos cualquier duda que pueda surgirte!
Este post ha sido realizado por nuestra compañera Ana Pérez 🙂